El sábado 24 de noviembre la RED de la Niñez y Adolescencia de Santiago celebró junto a todas las instituciones que la conforman la “Feria de los Derechos de la Niñez”, actividad que se realizó en Plaza Yungay con el propósito de conmemorar y educar a los niños como a sus familias, dando énfasis al ejercicio de su derechos como tener una identidad; expresarse libremente; el acceso a la justicia; a la educación; a la inclusión; a la salud; y a la familia, entre otros.
La CAJ Metropolitana estuvo presente con el Stand “Derecho a vivir en Familia”, a cargo del Centro de Atención Integral a Víctimas CAVI Santiago y sus profesionales el Abogado Jorge Cabargas, y la Trabajadora Social, Valeska Vargas, quienes a través de distintas actividades lúdicas compartieron y educaron a los niños sobre los distintos tipos de familia que existen. A la feria concurrieron decenas niños y sus familias, destacando la población migrante como venezolanos, peruanos, dominicanos, colombianos que viven en el sector céntrico de Santiago.
En eso contexto se refuerza La Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989 y adoptada por más de 180 países, consagra todos los derechos inherentes a todos los niños, niñas y adolescentes, y funciona como guía para los países que asumieron el compromiso de ratificarla por ley, como Chile. Desde 1990, cada 20 de noviembre celebramos el Día Internacional de los Derechos del Niño y recordamos que si bien mucho se ha avanzado, todavía queda mucho por hacer para el cumplimiento cabal de todos los derechos para todos los niños
La Convención se ha consolidado en las legislaturas nacionales (en Chile se ratificó en 1990) y ha servido para motivar a los gobiernos de todo el mundo a considerar los derechos y el desarrollo de la infancia dentro de los elementos principales de sus programas legislativos.
Además, articula un conjunto de derechos para todos los niños y niñas, sobre la base de cuatro principios fundamentales: la no discriminación; el interés superior de la infancia; el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y el respeto por la opinión de los niños y niñas.
En términos generales, la CDN establece que los países que han ratificado esta Convención deben asegurar que todos los niños y niñas se beneficien de una serie de medidas especiales de protección y asistencia; tengan acceso a servicios como la educación, la atención de la salud, la justicia; puedan desarrollar plenamente su personalidad, habilidades y talentos; crezcan en un ambiente de felicidad, amor y comprensión; y reciban información sobre la manera en que pueden alcanzar sus derechos y participar en el proceso de una forma accesible y activa.
La Convención cambió la perspectiva que se tenía sobre la infancia: a partir de este tratado, niños y niñas ya no se consideran propiedad de sus padres ni beneficiarios indefensos de una obra de caridad; son seres humanos y los titulares de sus propios derechos.
